CRÓNICAS Y REPORTAJES

* * *

Sábado, 15 de julio de 2017

VIAJE A LA ULLOA

      El mini-bus nos recoge en la Plaza de Orense después de haber recogido a otros Caballeros que subieron en la zona de los Cantones. El tiempo es espléndido, adornado con un cielo azul limpio y claro. Somos un grupo de Caballeros que deseamos conocer la zona montañosa de la Ulloa, de la que tengo referencias por haber leído, hace ya bastantes años, las dos novelas de la escritora gallega Emilia Pardo Bazán, “Los Pazos de Ulloa” y “La madre Naturaleza”, donde nos presenta esos paisajes montañosos. Hasta ahora, mis correrías por Galicia siempre han sido por la costa, excepto tres o cuatro veces a Santiago de Compostela en que el Año Santo me llevó a ganar el Jubileo (la primera vez, con el colegio, siendo apenas una adolescente).

     Una hora larga de camino nos lleva hasta Mellid, donde tomamos un rico café en la taberna “O Carteiro”, para continuar subiendo a la montaña hasta llegar a Santa María de Mezonzo. Hermosa iglesia románica, con su Crucero y su fuente de claras aguas saltarinas. El ábside se asemeja al de la iglesia coruñesa de Santiago, en la Ciudad Vieja. Me llamó la atención la situación del Sagrario, fuera del Altar Mayor, en un sitio preferente, donde una estrecha y larga abertura en la piedra deja pasar la luz del radiante sol, iluminándolo. Esta antigua iglesia nos recuerda donde nació San Pedro de Mezonzo, obispo compostelano en la época de la invasión de Galicia por los árabes que, al mando del sanguinario Almanzor, la arrasaron de norte a sur. Pedro de Mezonzo, acompañado por los feligreses, escapa de los moros llevando consigo las reliquias del Apóstol Santiago y se refugia en las más altas montañas. Allí, implora el auxilio de la Madre de Dios y le dedica la Salve Regina, oración que desde entonces siempre hemos rezado los cristianos con gran devoción.

     Seguimos por un trecho de montaña, caminando muy cerca del Castro de Remonde, hasta alcanzar el gran panorama que ofrece el Castillo del Pambre visto desde esa altura. Esta gran fortaleza fue la única que los rebeldes Irmandiños no pudieron derribar en su alzamiento del siglo XVI contra el clero y la nobleza de Galicia. Cuándo bajamos, al recorrer el hermoso castillo nos impresionaron los enormes bloques de roca granítica sobre la que se levanta la fortaleza. Visitamos las dependencias, actualmente en restauración por la Xunta de Galicia que, después de pasar por varios propietarios, se hizo cargo de su mantenimiento y conservación.

     Finalizamos la visita a este impresionante recuerdo del pasado gallego y nos dirigimos a comer a una Granja Ecológica, propiedad de un vecino de Palas de Rey, don José Luis Carreira Valín que, en el año 2007, recibió el primer premio por la elaboración del queso “Arqueixal”, de leche de vacas de la zona, pasteurizada y totalmente ecológica. Nos recibe una larga mesa bajo los árboles frondosos, completamente preparada para estos Caballeros. El primer plato fue ¡cómo no! queso tierno y curado, acompañado de vino tinto de la tierra y un blanco “molete” de pan gallego.

     Una rica empanada y un asado de codillos de cerdo, con patatas enteras al horno, ensalada ecológica del huerto y, de postre, yogur con frutas del bosque. Café y licores. Después de una larga sobremesa, José Luis nos ilustró, en el salón de descanso de la casa, con un reportaje sobre la elaboración del queso y con un resumen de su trabajo e ideas para transformar el agro gallego y potenciar la producción ecológica de tantos productos de calidad gallegos que deben ser promocionados.

     Vimos con gran interés como era la casa rural gallega, que José Luis nos enseñó con todas sus dependencias. Muy interesante ver como en tan poco espacio convivieron nuestros antepasados. En el bajo, la lareira de la cocina con su mesa y sus bancos. Un pequeño vertedero, con unos estantes. Contigua y separada por una pared de piedra está la cuadra, con separaciones: una del ganado vacuno y lanar; otra para el porcino y, a determinada altura, una estancia para las aves de corral, con salida al patio y donde ponen los huevos en el nidal. En el piso, único, al que se accede por empinadas escaleras de madera, el dormitorio. Camas con el colchón de “borra” (hojas de maíz), sus mantas y colchas. Un lavamanos. Un orinal. Un reclinatorio con un Cristo en la pared y un gran arcón de madera, “donde se guarda el trigo”. En un rincón, junto a la única ventana, un telar con todos sus complementos. Esta estancia, sobre la cuadra del bajo, recibe el calor de los animales a través del piso, como única calefacción.

     Compramos queso y mermelada en la tienda ecológica. Nos despedimos de José Luís, felicitándolo y deseándole mucho éxito en su interesante proyecto e hicimos una rápida visita al Balneario del Pambre, acercándonos hasta el río Furelos cuyo cauce, muy seco, está lleno de vegetación. De regreso a Coruña, donde llegamos sobre las diez de la noche, fuimos dejando a los Caballeros en las zonas más cercanas a sus viviendas.

     Muy acertada la visita. Felicité al Maestre por su iniciativa con el deseo de que se repitan las convivencias, tan instructivas sobre nuestra tierra “meiga”.

     

     Un afectuoso abrazo a todos.

Maria Rosa Garcia

Vda. de Venancio Lafuente.

 

 

Volver a la página principal